lunes, 26 de julio de 2021

LA BATALLA DE PALACÉS: 12 DE NOVIEMBRE DE 1569

    El 20 de octubre de 1569 Abén Humeya (Fernando de Córdoba y Válor), proclamado rey de los moriscos sublevados en las Alpujarras el 27 de diciembre de 1568, es asesinado en Laujar de Andarax por su primo Diego López, acompañado de Diego Alguacil y capitanes turcos llegados de Argel(1). La subida al trono del segundo rey morisco con el nombre de Abdalá Abén Abóo (Diego López Abenabo) supuso el recrudecimiento de las estrategias ofensivas en el valle del Almanzora. A finales de octubre el alguacil general del Almanzora, Jerónimo el Maleh, es ratificado en el cargo por Abén Abóo(2) y se dispone a atacar la fortaleza de Oria, con la pretensión de dislocar el señorío de los Vélez(3).

    El segundo marqués de los Vélez, D. Luis Fajardo de la Cueva, avisado del intento de asedio de su posesión en el Almanzora por las tropas moriscas, había dispuesto el refuerzo de Oria(4), pero el 1 de noviembre cuando las fuerzas del marqués pretendían sacar a la “gente inutil, retirandola a los Vélez... ya el Capitan Malech, con dos mil moros escogidos les habia tomado la retirada”(5) los moriscos se apostaron tendiéndoles una emboscada en las Bocas de Oria(6), la operación fue descubierta por el beneficiado Martín de Falces que avisó a los capitanes del marqués para que no partiesen(7). El día 2 de noviembre el capitán de la fortaleza de Oria, Valentín de Quirós, envía una carta a Vélez Blanco indicando la imposibilidad de evacuación, y la necesidad de pedir socorro a Lorca, esto mismo hizo el alcalde mayor del castillo, Juan de Haro, nada más recibir la misiva, solicitar la ayuda del concejo(8). Después de varios contratiempos, Lorca envía el día 6(5) una tropa de 700 infantes y 70 caballos a proteger la capital del señorío, llegando a Vélez Rubio al día siguiente, mientras, se endurecía el cerco de el Maleh sobre Oria. El ejército murciano se detuvo en la capital para reforzarse, partiendo hacia Oria el día 10 de noviembre(3) al mando del alcalde mayor de Lorca, Matías Huerta Sarmiento(8). Viendo el Maleh los refuerzos llegados, levantó el campo y se dirigió a Cantoria(5), siendo tomada pacíficamente Oria por las tropas murcianas al día siguiente(8).


Rebelión de las Alpujarras 
(C) Jordi Bru

       “Habiendo los de Lorca socorrido la fortaleza de Oria, y sacado la gente inutil que alli habia, quisieran mucho ir luego sobre la villa de Galera... y juntandose los capitanes á consejo... y siendo avisados, que en la villa de Cantoria había muchas mugeres, ropa y ganados, y que tenian los moros una casa de municion, donde hacian polvora, acordaron de ir sobre ella”(7). El día 12 de noviembre se inició la lucha en la fortaleza del río Almanzora, el avance de los murcianos permitió tomar la primera puerta y ocupar una roca desde donde se dominaba la fortaleza, sin embargo la resistencia morisca era muy notable, Huerta Sarmiento determinó retirarse de la localidad, no sin antes lanzar un último asalto para destruir el polvorín rebelde(8) y tomar a “los moros dos mil y setecientas cabezas de ganado menudo, y trescientas vacas, y se retiraron. Y enviando delante á Martin de Molina con treinta caballos y trescientos peones, que se alargase con la cabalgada, y procurase llegar aquella noche al lugar de Guercal de Lorca”(7). Los murcianos temiendo que los avisos de Cantoria llegaran al estado mayor rebelde de Purchena iniciaron su retirada como retaguardia de Martín de Molina(8) y así fue, llegaron cuadrillas de Serón, Purchena, Albanchez, Líjar, Cóbdar, Benitagla y Tabernas(9) alertados por las ahumadas. El alcalde mayor de Lorca sabiendo que los rebeldes caerían pronto sobre la retaguardia, detuvo su tropa cerca de la villa de Arboleas para dar tiempo a Martín de Molina a llegar a Zurgena. Los espías murcianos descubrieron que cuatro banderas moras caminaban apresuradas a tomar las huertas de Arboleas y un estrecho por donde pasarían los lorquinos, pero al ver que estos se habían detenido, “juzgaron los enemigos, queriamos alli darle batalla, y dexando el camino, tomaron una cuesta, por encima de una venta, que llamavan de Benarromana, desde cuyo sitio empezaron a alcabucear a nuestra retaguardia”(5). No se respondió al hostigamiento insurrecto en la venta, sino que “En este lugar quisieran los de Lorca dar Santiago en los enemigos; mas el alcalde mayor no lo consintió, diciendo que pasasen adelante, que él les daria orden para ello en hallando dispusicion de sitio, donde los caballos se pudiesen revolver”(7) Después de pasar la venta y un lodazal grande que se formaba junto a ella, avanzaron como una media legua más allá, y cerca del sitio, que dicen el Corral, se pusieron en orden de batalla(7 y 10).

(C) Valeriano Sánchez Ramos. El II marqués de los Vélez... 2002

    El regidor lorquino Diego Matheo de Guevara dispuso una emboscada a un lado del camino con un cuerpo de caballos y de infantería(5), llegando los enemigos hechos una grande ala, enviando a tres turcos a caballo y cinco moros a pie a espiar, los moros descubriendo la emboscada de Diego Matheo, creyeron que era poca gente, acometiendo con grandes alaridos y disparando sus escopetas y ballestas hacia la hueste murciana(7). La celada cristiana dio resultado, los cuatrocientos alcabuceros y sesenta de a caballo dejaron que los moros hicieran la primera carga y saliendo a la emboscada(8), primero la caballería y más tarde la infantería(5), los alcabuceros apenas pudieron hacer una carga, “pusieron luego mano á espadas y lanzas, y fue tal el destrozo, que nuestros cavallos, y infantes hicieron en la abanguardia, que penetraron hiriendo, u matando hasta el cuerpo de batalla de los moros”(5). Los murcianos persiguieron a los moriscos por unas ramblas hasta que oscureció, saldándose la batalla con gran cantidad de moriscos muertos y heridos, del lado cristiano, el número de muertos y heridos fue mínimo(8), dice Mármol y Carvajal, que en el campo de batalla quedaron muertos moriscos “quatrocientos y cinquenta, aviendo muertos muchos oficiales, y entre estos, los cinco alferezes, a quienes fueron quitadas sus vanderas, y venia con ellas un hijo del Maleh... Murieron de nuestra parte... dos soldados y huvo treinta y siete heridos, con cinco escuderos y catorce cavallos muertos”(5). Las cantidades no deben ser reales dada la diferencia enorme de víctimas entre uno y otro bando, pero respetemos al autor contemporáneo de la época.

    Es reseñable la descripción que Luis de Mármol hace también de la pelea de un moro que llevaba una de las banderas: “Peleo este dia un Moro, que llevaba la una de estas banderas, admirablemente: el qual estando pasado de dos lanzas, y teniendole atravesado con la lanza el alferez de la caballeria, con la una mano asida de la lanza del enemigo, y la otra puesta en la bandera estuvo gran rato lidiando, hasta que el alcalde mayor mandó á un escudero que le atropellase con el caballo; y caido en el suelo, jamas pudieron sacarle de las manos la bandera, mientras tuvo el alma en el cuerpo”(7). La bandera de Cantoria(11) no está entre las citadas por Mármol en el combate del Corral, pero es indudable que participó, fue capturada y conservada como reliquia por los lorquinos durante siglos; es posible que la bandera que tanto defendió el morisco fuese la principal de Cantoria que se guarda en la alcaldía de Lorca(12).

Bandera de Cantoria
(C) José A. Tapia Garrido. Roel, 1985

    Tras la acción del Corral de Zurgena, las tropas se volvieron con gran victoria hasta pernoctar esa noche en Huércal-Overa, y al día siguiente pasaron a Lorca(8), donde el cabildo de regidores voto celebrar cada año la fiesta del señor San Millan, por haber sido en el día de su festividad(7).

    Hay discrepancias sobre el lugar exacto de la batalla del Corral, parte de los autores la sitúan en las inmediaciones de Arboleas y otros en las de Zurgena:

  • Luis de Mármol dice: “Y habiendo pasado la Venta (Bena Romana), y atravesado el rio y un lodazar grande que se hacia par de ella, llegando con media legua adelante cerca de donde dicen el Corral” en la página 201 de su “Historia del rebelión y castigo...”

  • Pedro Morote Pérez señala que: “Diciendo ser mas acomodado para el sitio de la Batalla, algo mas adelante, el terreno, que llamavan el Corral; por lo que passo la Venta, y Rio nuestro campo, hasta el referido sitio” en la página 410 de su “Antiguedad y blasones de la Ciudad de Lorca...”

  • Valeriano Sánchez Ramos en su obra “El II marqués de los Vélez...” nos indica en la página 179: “En la tarde ofrecen batalla en el Corral de Zurgena”, y en la 216: “Corral, El (entre Arboleas y Zurgena)”.

  • Salvador Fontenla Ballesta en “La bandera de Cantoria de 1569” página 161 nos indica: “ante la amenaza de la llegada de refuerzos moriscos los de Lorca iniciaron un repliegue hasta el lugar denominado Llanos o Corral de Arboleas (sin identificar), donde sus jinetes...”

  • Los autores de “Oria, medio natural, historia...” señalan en la pagina 112: “Huerta Sarmiento da batalla a sus perseguidores moriscos en la venta de Benamocarra (Arboleas). En la tarde ofrecen batalla en El Corral de Zurgena...”

  • Fontenla Ballesta en su publicación “Estudios sobre la toponimia en las tierras...” páginas 123 y 124 observa: “Identificación del lugar de la Batalla del Corral de Arboleas... la descripción del campo de batalla coincide sensiblemente con el paisaje de las inmediaciones de Palacés”

  • Los autores de “Cantoria, corazón del valle...” usan ambos términos: Página 52: “En la tarde ofrecen batalla en el Corral de Zurgena” y 53: “cabe citar la llamada batalla del Corral de Arboleas” , y “Bandera morisca que los tercios de Lorca cogieron como botín en el Corral de Arboleas”

    De estas publicaciones podemos concluir que “EL CORRAL”, si como dicen las crónicas antiguas se encontraba a media legua de la venta “Bena Romana” o “Benamocarra” situada en Arboleas, y sabiendo que una legua según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española en el antiguo sistema español equivale a 5572,7 m. o camino que regularmente se anda en una hora, o siendo legua de posta equivale a 4 km.; media legua debe ser aproximadamente 2,8 Km. o 2 Km. según el tipo de legua.

    Si estas mismas crónicas hablan que los moriscos pasaron las huertas de Arboleas y subieron la cuesta de la venta de Bena Romana, se encontraban en las proximidades de Zurgena y por tanto, si andamos los dos kilómetros y pico de la media legua nos encontramos en las llanuras del Llano de las Eras en las proximidades de Palacés, llano amplio donde los caballos se pudiesen revolver.


Llano de las Eras. Palacés (Zurgena)
(C) Google Earth

BIBLIOGRAFÍA

(1) Biografía de Fernando de Córdoba y Válor.
https://dbe.rah.es/biografias/4557/fernando-de-cordoba-y-valor. Real Academia de la Historia.
(2) La repoblación de Olula del Río (Almería) en el siglo XVI. José Domingo Lentisco Puche. Instituto de Estudios Almerienses, Ayto. De Olula del Río. Almería 1991. Pág. 92.
(3) La rebelión de los moriscos en tierras almerienses. Carlos Villoria Prieto y Valeriano Sánchez Ramos. Instituto de Estudios Almerienses. Colección Historia nº 71. Diputación de Almería. Almería 2020. Pág. 75-79.
(4) La guerra de los moriscos en la provincia de Almería 1568-1570. Valeriano Sánchez Ramos. Instituto de Estudios Almerienses. Colección Historia nº 76. Diputación de Almería. Almería 2020. Pág. 175.
(5) Antigüedades y blasones de la ciudad de Lorca, y historia de Santa María la Real de las Huertas. Pedro Morote Pérez. Francisco Joseph López Mesnier. Murcia 1741. Pág. 408-409-410-411.
(6) Oria. Medio natural, historia y patrimonio cultural. Juan Francisco Carricondo Sánchez, Juan Miguel Mora Sánchez, José Reche García y Bartolomé Vidal Sánchez Martínez. Instituto de Estudios Almerienses. Pueblos de Almería. Almería 2010. Pág. 112.
(7) Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reyno de Granada. Luis de Mármol y Carvajal. Sancha. Madrid 1797. Pág. 196-199-200-201-202-203.
(8) El II marqués de los Vélez y la guerra contra los moriscos 1568-1571. Valeriano Sánchez Ramos. Revista Velezana, Centro Virgitano de Estudios Históricos. Almería 2002. Pág. 165-173-176-177-178-180.
(9) Cantoria. Corazón del valle del Almanzora. Andrés Carrillo miras, Pedro Lozano Blesa, Miguel Ángel Alonso Mellado, y otros. Instituto de Estudios Almerienses. Pueblos de Almería. Almería 2005. Pág. 55.
(10) Estudios sobre toponimia en las tierras de Almería medieval. Salvador fontenla Ballesta. Área de Cultura del Ayto. De Huércal-Overa. Huércal-Overa 2014. Pág. 123-124.
(11) Rebelión de los moriscos del Almanzora. José Ángel Tapia Garrido. Roel nº 6. Albox 1985. Pág. 35-55.
(12) La bandera de Cantoria de 1569. Salvador Fontenla Ballesta. Alberca: Revista de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Lorca, nº 1. Lorca 2002. Pág. 161-162.

                                  (C) ANDRÉS SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ 2021

lunes, 5 de julio de 2021

LA ALMAZARA DE PALACÉS por JEMA BONILLO DÍAZ

 
Portada
(C) Andrés Sánchez Bonillo

LA ALMAZARA DE PALACÉS por JEMA BONILLO DÍAZ

INTRODUCCIÓN

En Palacés, los primeros asentamientos humanos, según las excavaciones y estudios de los Siret así como de su divulgación y ampliación por parte del profesor García Gallego en su ¨Historia de Zurgena¨, se remontan al Periodo Neolítico. Yo no voy a ir tan lejos en el tiempo, pero os voy a relatar algunos aspectos de nuestra barriada, y sobre todo, lo que he ido averiguando sobre nuestra vieja almazara.

Los sistemas de regadío ideados por los árabes durante la dominación musulmana, siglos VIII al XV, pusieron los cimientos para que Palacés se convirtiera, en siglos posteriores, en una sociedad capaz de organizarse, autoabastecerse y satisfacer sus propias necesidades. Esta sociedad autárquica se debe a dos importantes factores:

El primero:

La riqueza agrícola de su pago, regado por la cimbra y por las avenidas del rio Almanzora. Éstas, canalizadas por la boquera, lo fertilizaban con los limos que traían en suspensión, a la vez que evitaban con el lavado de la tierra la salinización de la misma. En él se producían verduras, hortalizas, frutas y cereales.

Por encima del nivel de irrigación de la cimbra, un segundo pago, el de tahúllas, con el agua captada en la superficie del rio, en una zona del mismo más alta que la cimbra. En estos terrenos se plantaban olivos, almendros y frutales y en buenos años hortalizas.

En las tierras de secano había higueras, olivos centenarios y almendros; además se sembraba cebada y garbanzos en años lluviosos.

El segundo:

Importantes instalaciones e infraestructuras, de las que conocemos una almazara, dos molinos harineros de cubo, varias tejeras y un buen número de caleras, hornos de yeso, eras de trillar y hornos de pan.

Existen suficientes indicios arqueológicos para considerar que Palacés fue una villa romana en los primeros siglos de nuestra era. A mí, me gusta pensar que éste es el origen de nuestro viejo molino de aceite del que ya queda poco más que ruinas. A partir de éstas, intentaré reconstruir algo de su pasado e, inevitablemente, algunos de mis recuerdos ligados a esta vieja instalación.

EL EDIFICIO

El edificio, de una sola planta, está situado en Los Correos, adosado a la casa de Mari Carmen García (antiguamente la de Pedro García Bonillo) y separada por El Callejón de la casa de Agustín Bonillo Pérez, (mi padre).

La ubicación no es casual, ya que se encuentra próximo a la acequia de la cimbra, de la que se recogía el agua necesaria para el proceso de obtención del aceite, así como para la limpieza del recinto y aperos.

Sus dueños a finales del siglo XIX y principios del XX eran los hermanos Pedro, Agustín (mi bisabuelo), Ana, Flor y Francisca Bonillo Rodríguez.

En las primeras décadas del siglo pasado, la almazara era un condominio de seis partes de los herederos de la familia Bonillo arriba mencionada. La distribución de titularidad era la siguiente:

-Pedro Bonillo Domínguez, heredero de Pedro Bonillo Rodríguez - Dos partes.

-Agustín (mi abuelo), Antonio y Ana María Bonillo Giménez, herederos de Agustín Bonillo Rodríguez - Una parte.

-Pedro García Bonillo, heredero de Ana Bonillo Rodríguez - Una parte.

-Juan Sola Bonillo, heredero de Flor Bonillo Rodríguez - Una parte.

-Juan Perales García, heredero de Francisca Bonillo Rodríguez - Una parte.

En 1959, mi abuela Ángeles Pérez Gómez, viuda de Agustín Bonillo Giménez, la compró al resto de herederos por la cantidad de 4.500 pesetas. Fue propiedad de mi padre, Agustín Bonillo Pérez y en la actualidad lo es de sus cuatro hijas entre las que me cuento.

El alto número de propietarios y la pequeña producción de la zona, fueron las causas de la escasa rentabilidad que propició su desuso entre 1920 y 1930.

Para la construcción se utilizaron muros de mampostería ordinaria con mortero de cal y revestidos con el mismo material, las trojes con una base variable, entre 0,5 m 2 y 1,5m2 y una altura media de 0,8 m se realizaron con la misma técnica.

El tejado es de colañas de madera y cañizo con alcatifa de arcilla y paja y cubierta con teja árabe.

El recinto de 200 m2 construidos se distribuye de la siguiente manera:

Entrada cubierta de 37 m2 rodeada de trojes para el almacenamiento de la aceituna.

Patio con una zona porticada con trojes de 42 m2.

Cuadra de 14 m2 en la pared noreste.

La prensa y el hogar para calentar el agua de la caldera se encuentran en la pared noroeste

Dependencia en la pared suroeste en la que se encuentra una orza para almacenamiento de aceite, de 300 arrobas de capacidad y donde debía haber tinajas más pequeñas y recipientes medidores de diferentes cabidas.

En varias paredes se observan hornacinas, supongo que para colocar útiles de molienda.

Patio de elaboración con una superficie de 46 m2, donde se encuentra el mecanismo de molturación.


(C) Jema Bonillo Díaz

          
"Palote" puerta de entrada almazara
(C) Andrés Sánchez Domínguez

MECANISMO DE MOLTURACIÓN

El mecanismo de molturación de la almazara de Palacés es un molino de rulo, también llamado de empiedro cónico, que se empezó a usar en España a finales del siglo XVIII en sustitución del molino romano de piedra cilíndrica.

Consta este empiedro Cónico de la solera y un rulo.

La solera es una base circular de conglomerado granítico con una zona de molturación llamada alfarje y un canal perimetral donde se recogía la pasta húmeda de aceitunas trituradas. Esta base mide 2,3 m de diámetro y en el centro de la misma, se alojaba un eje metálico, alrededor del cual giraba el rulo.

El rulo troncocónico rotatorio, del mismo material que la base, de 0.85m de arista y 0.70 m de diámetro exterior, tenía un eje central articulado al de la base que acababa en un arnés metálico con un enganche para un mulo o una burra.

La novedad de este molino frente al romano consistía en sustituir las piedras cilíndricas por las troncocónicas. Al coincidir el desarrollo de la superficie del cono exactamente con la del sector del círculo recorrido de la solera, permitía un mayor efecto de trituración y una menor resistencia pasiva del mecanismo.


Rulo de molturación
(C) Andrés Sánchez Domínguez

MOLIENDA

La aceituna acumulada en las trojes se situaba sobre el alfarje normalmente mediante una tolva adosada al eje central de la solera. Ésta era triturada por el rulo, accionado por la fuerza de tracción de un animal de tiro que giraba alrededor de la base a modo de noria.

La fuerza centrífuga de la piedra al girar iba desplazando la mezcla de olivas molidas, sin romper el hueso para que el aceite no amargara, hacia el canal circular, de donde se recogía para su transporte a la prensa.


Troj
(C) Andrés Sánchez Domínguez

OBTENCIÓN DEL ACEITE

La masa de aceitunas se trasladaba del canal circular a seras de pleita de esparto. Éstas tenían un agujero central y, colocadas unas sobre otras, se situaban en una prensa de madera con un tornillo sin fin del mismo material, accionada manualmente. Al presionar la masa, se obtenía el aceite de mayor calidad, y una segunda prensada, esponjada con agua caliente, proporcionaba otro de calidad inferior.


Prensa
(C) Andrés Sánchez Domínguez

Detalle prensa
(C) Andrés Sánchez Domínguez

Mediante canalillos situados al pie de la prensa se llevaban todos los fluidos obtenidos hacia diferentes tinajas soterradas en las que se producía la decantación natural de alpechines y aceite.

Los alpechines se vertían en un estanque situado fuera del edificio denominado balsa de turbios. Los residuos sólidos, la sipia u orujo, se entregaban al cliente juntamente con el aceite obtenido, a excepción de un porcentaje llamado maquila, que era el precio a pagar por los servicios de atroje y molienda.


Chimenea
(C) Andrés Sánchez Domínguez


El aceite de la maquila se almacenaba en una enorme tinaja de barro y era la ganancia de los almazareros.

Tinaja
(C) Andrés Sánchez Domínguez

MIS RECUERDOS

Buena parte de mis recuerdos infantiles están ligados a la almazara. Con sus recovecos y sus trojes era el sitio ideal para jugar con mis hermanas, primos y vecinas a las casicas, el escondite y a las batallas, pero el mejor y más divertido de todos era la guerra sin fin que librábamos contra mi tío Baltasar un verano tras otro. Consistía en atrancar la puerta vieja y llena de agujeros con cerradura, palotes y enseres y, a continuación, nos escondíamos por todo el recinto. Mi tío con la pericia de un ¨caco¨, quitaba las dos vueltas de llave, neutralizaba pestillos, despejaba la entrada y después, con una gran cantimplora de agua, nos perseguía y nos mojaba sin piedad y por igual a grandes y chicos mientras huíamos despavoridos por todos lados.

Hasta la década de los sesenta fue el hogar de nuestro ¨utilitario ecológico¨ la burra ¨Morena¨, animal noble y tranquilo que dejó de existir de pura vejez.

El último habitante de la almazara, en los setenta, fue ¨el Falconeti¨, un pájaro de perdiz tuerto y alicorto, a medias de mi padre y de mi tío, y que a pesar de su aspecto poco gallardo, era de tal bravura cantando que, cuando lo llevaban de caza, no había congénere que se le resistiera.

En la actualidad, las viejas piedras de nuestro molino de aceite, cada vez con menos memoria debido al deterioro del desuso, siguen dando testimonio de tiempos pasados, que si no mejores, lo fueron de mayor actividad y permitieron a los habitantes de Palacés enfrentarse a su futuro con inteligencia, valor e independencia y, en definitiva, a SER DUEÑOS DE SU HISTORIA.


Cuadra
(C) Andrés Sánchez Domínguez


Contrafuerte (¿Posible torre del Castillo de Palacés?)
(C) Andrés Sánchez Domínguez

Nota.

Esta narración ha sido posible, además de por mi familiaridad con la almazara y su entorno, gracias al recuerdo de los relatos de mi abuela Ángeles, de mi padre y de mis tíos, así como a las aportaciones de parientes y amigos. Para todos ellos mi gratitud y cariño.

Para comprender el funcionamiento de un molino de rulo me ha sido gran utilidad la Edición digital del ¨Instituto de Estudios Almerienses¨, dedicado a la Almazara de Bayarque.

Jerónima Bonillo Díaz


(C) Jema Bonillo Díaz

(C) Jema Bonillo Díaz


Agradecemos a nuestra vecina Jema Bonillo por la redacción de este estupendo trabajo, lleno de recuerdos de su niñez y su familia, y por colaborar a que la historia de Palacés no caiga en el olvido como tantas otras historias dignas de recordar, y gracias también por dejarnos participar junto al resto de sus hermanas y cuñados en la historia de su familia, explicándonos y mostrándonos este legado familiar digno de conservación.  

¡¡¡ Gracias Jema !!!