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viernes, 29 de noviembre de 2024

1875-1900: LAS INUNDACIONES DE FINALES DEL SIGLO XIX EN ZURGENA

1.- Introducción

    Los zurgeneros, que desgraciadamente vivimos las inundaciones del 19 de octubre de 1973, sabemos del poder devastador del Almanzora crecido por las lluvias torrenciales en la cabecera del río. Lo que unido al carácter furioso de nuestras ramblas y barrancos, nos hace temblar cada vez que vemos oscurecerse y observamos la llegada por el sureste de nubes negras con relámpagos. Después de lo que los zurgeneros llamamos “el desastre”, donde murieron seis vecinos, y alcanzamos el máximo que los pluviómetros eran capaces de medir 600 l/m². (algunos analistas dicen que llegamos a 730 l/m².), hemos sufrido otras inundaciones como la del 28 de septiembre 2012 donde alcanzamos los 350 l/m². Y algunas más que, no le hemos dado importancia ante los precedentes anteriores.
    Sin embargo, si ha habido una época terrible de inundaciones en nuestra comarca, es en el último cuarto del siglo XIX, donde se pudieron registrar hasta nueve desbordamientos del río Almanzora en nuestro pueblo en el corto tiempo de 23 años, con innumerables pérdidas de vidas humanas, tierras de labor, cosechas, etc.
    Salvo error u omisión, estas son las fechas de las inundaciones:
- 27, 28 y 30 de junio de 1877.
- 14 y 15 de octubre y 3 de noviembre de 1879.
- 8 de octubre de 1883.
- 19, 21 y 22 de mayo de 1884.
- 31 de octubre de 1884.
- 6 y 10 de septiembre de 1888.
- 11 de septiembre de 1891.
- 1 de junio de 1899.
- 26 y 27 de junio de 1900.

    Comenzaremos a describir las inundaciones con las únicas informaciones que tenemos, la prensa provincial y nacional, y el Boletín oficial:

1877. Solicitud perdón contribuciones
© BOPA 17-11-1877

2.- 27, 28 y 30 / junio / 1877 (riada de San León II / San Zoilo). Magnitud II

    Comenzamos el último cuarto de siglo con la llegada a nuestro pueblo de nubes de granizo, tan nefasto para las plantaciones propias de comienzo de verano. Así el Boletín Oficial de la Provincia de Almería nos detalla que los ayuntamientos de Fines, Lúcar, Níjar, Sierro y Zurgena, han incoado expediente en solicitud de perdón del pago de contribuciones, por haber experimentado la pérdida de sus cosechas a consecuencia de las nubes de piedra que descargaron en sus términos municipales los días 27, 28 y 30 de junio último(1).
    Pasaría casi medio año para que el Gobierno provincial tomara una decisión sobre el asunto, así en la reunión del 1 de enero de 1878 se acordó que “Dada cuenta de los expedientes instruidos por los Ayuntamientos de Antas, Purchena. Suflí, Sorbas, Tíjola, Lúcar, Fines, Huércal-Overa, Arboleas, Somontín, Níjar, Armuña, Zurgena, Sierro, Lubrín, Bayarque, Taberno, Vélez-Rabio, Vélez-Blanco, Velefique y Serón, en solicitud de perdón del pago de contribuciones por consecuencia de los daños experimentados en aquellos términos municipales por las nubes de pedriscos e inundaciones en el mes de Junio último; la Comisión asociada de los Sres. Diputados residentes, acordó informar, que siendo procedentes las peticiones de que se trata, deben volver los expedientes a la Administración económica para que los remita a la superioridad”(2).

3.- 14 y 15 / octubre - 3 / noviembre /1879 (riada de Santa Teresa). Magnitud IV

    El periódico “El Siglo Futuro”, incluye el viernes 21 de noviembre de 1879, el relato del zurgenero Ramón Gonzálvez Ibáñez enviado a su redacción el 5 de noviembre, en estos términos:
    Señor director de El Siglo Futuro. Muy señor mío y de mi más distinguida consideración: El día 14 de Octubre de 1879 [martes] será siempre de triste e imperecedero recuerdo para los hijos de esta infortunada villa. Tras años de prolongada y pertinaz sequía, que obligará al mayor número de ellos á surcar las inquietas y bullentes olas del Mediterráneo, para buscar en extranjero suelo africano el alimento que les negara su desventurada patria, estábales aún reservado presenciar otra espectáculo más pavoroso, padecer otro azote más terrible, sufrir otra calamidad más espantosa, contemplar al genio del mal, al águila de la ruina, cerniendo sus negras alas y descendiendo sobre sus cabezas, para arrebatarles entre sus punzantes garras la riqueza de su suelo, último resto de su débil esperanza.
    A las once de la mañana de ese infausto día, hallándose cubierta de densas y opacas nubes la inmensa bóveda de los cielos, comenzó á apercibirse por el lado del Sudeste un ruido extraño, prolongado y persistente que presagiaba algún funesto acontecimiento. ¡Era el ruido precursor y mensajero de una horrible, deshecha tempestad, que, llevada en alas del viento, venía á anunciarles el peligro que les amenazaba, la gran catástrofe que había de asolar estos campos, y casi convertir este pueblo en un montón de pavorosas ruinas!
    De repente la chispa eléctrica rasga las encapotadas nubes; las descargas se suceden unas á otras con pasmosa rapidez, déjase oír el horrible fragor del trueno, prolongando y repercutiendo sus roncos ecos de montaña en montaña y de valle en valle; las nubes arrojan durante ocho horas torrentes de agua sobre la tierra, asemejándose la bóveda celeste al cráter de un inmenso volcán vomitando ardiente y mortífera lava, y en cuyo seno rugiesen horribles monstruos, haciendo estremecer de pavor y espanto al corazón del más fuerte y llevando por todas partes el llanto, el luto, la desolación y la muerte.
    Aún no habíamos pasado una hora contemplando llenos de angustia la siniestra luz de continuos relámpagos, el espantoso sonido del no interrumpido trueno y la lluvia torrencial, que, cayendo en gruesos chorros por entre una asfixiante atmósfera, dificultaba la respiración, cuando las sierras, que recorren este término jurisdiccional, no pudiendo contener en su seno tan gran cantidad de aguas, con rapidez increíble las vierte por sus laderas sobre los barrancos, ramblas y arroyos, inundando todos los predios [haciendas], desbordándose y rompiendo vallados y defensas, arrancando de raíz los árboles seculares y arrastrándolos en su impetuosa y veloz carrera juntamente con la tierra que los sustentaba.
    Sólo habiéndolo presenciado podría formarse un juicio exacto de las avenidas de las ramblas de Almajalejo y del Peral, y los cuantiosos daños ocasionados en las fincas asentadas en sus márgenes; bastando para formarse de ello una idea aproximada la consideración de que, en la segunda, que es la menos potente de ellas, á pesar de sus 40 varas de anchura, saltaron las aguas por encima de un puente de 12 metros de altura, que sobre ella hay construido, en la carretera de Baza á Huércal-Overa.
    Reunidas las aguas en el rio de Almanzora, al cual confluyen, en una sola e inmensa masa, y siendo su cauce muy insuficiente para contenerlas, desbórdanse á derecha e izquierda por los pagos del Molino, Reyes, Calafa, Hoya y Palacés, verdaderos vergeles de esta villa, sobre los que un día derramara el cielo su bendición, por más que ahora haya lanzado los rayos de su ira. Cubiertos estos por la cenagosa corriente, y flotando sobre las aguas los árboles arrastrados en su marcha devastadora, ofrecían á la vista del paciente y sufrido labrador un cuadro que desgarraba su alma, y cuyas negras y sombrías tintas se aumentaron al ver convertido en estéril arenal una gran parte de ellos; pues algunos como el de Calafa casi han desaparecido por completo, y otros han sufrido daños de muy larga, difícil y costosa reparación. Pero todavía serán muy poco tantas ruinas y desolación tanta; aún habíamos de presenciar escenas más tristes, espectáculos más aterradores. La rambla que lleva el nombre de esta villa, y que la atraviesa en toda su extensión, recogió en su curso tan extraordinario caudal de aguas, que después de destruir y arrasar con gigantesco empuje cuanto encontraba en su paso, lanzólas sobre la población con la velocidad del rayo, cubriendo algunas de sus calles hasta dos metros de altura, inundando el primer cuerpo de muchas casas, derribando algunas de ellas y convirtiéndolas en horrible lago, que las envuelve entre su oscuro oleaje.
    Véanse flotando sobre la turbia corriente los pocos frutos y granos del vecindario, las tinajas de aceite que a costa de grandes privaciones y sacrificios se habían reservado para suplir la falta de este artículo en el presente año, las camas, mesas, sillas y demás muebles de sus moradores, muchos papeles de interés arrastrados del archivo municipal, y ahogados los animales, que no pueden librar sus dueños de las garras de la muerte.
    Las familias de las casas inundadas huyen espantadas buscando un refugio contra el furor de los elementos, y corren presurosas á poner en salvo sus vidas, ya que no puedan reservar sus intereses; y en medio de una confusa gritería y de aquella terrible escena de espanto y desolación, los hombres más animosos corren á todas partes, auxiliando al que se hallaba en inminente peligro.
    Muchas fueron las personas que se distinguieron en esta noble al par que arriesgada y temeraria empresa; pero merecen especial mención el alcalde de esta villa, D. Domingo Herrero Domínguez, el médico titular, D. Antonio Beltrán Carmona, el Párroco de la misma, el juez municipal, D. Emilio Herrero Domínguez, los guardias del puesto de Cuevas, Juan Sánchez Usendes e Hilario López Capel, quienes con un valor superior á todo encomio, y una caridad y abnegación sublimes, volaban á todas partes, socorriendo las personas más amenazadas.
    Tanto á esta circunstancia, como la de haber tenido lugar durante el día esta deshecha tormenta, débese sin duda alguna la suerte inapreciable de no tener que lamentar desgracias personales, por más que las pérdidas materiales hayan sido da tanta entidad, que multitud de familias hayan quedado sumidas en la indigencia y necesiten el inmediato socorro de la caridad pública.
    A este fin se constituyó una junta en esta localidad de las personas más influyentes y caracterizadas, con el caritativo objeto de que distribuyesen entre los más necesitados las cantidades que se reuniesen de los vecinos acomodados.
    En el día de ayer, habiéndose tenido noticia de que el dignísimo Prelado [obispo] de esta diócesis, acompañado del joven e ilustrado Presbítero D. Bartolomé Carpente Ravanillo, venía á visitarnos, que, cual tierno y cariñoso padre se interesa en la desgracia de sus hijos, una comisión, compuesta de las autoridades locales, Clero parroquial y personas más notables de esta villa, se constituyó en el límite jurisdiccional, para recibirle y acompañarle hasta esta.
    En las afueras de la población esperaban á S. E. I. los jóvenes que componen la banda del municipio y la población en masa, ansiosa de ver y felicitar al eminente Prelado, que tantas pruebas de paternal cariño y tierna solicitud les tiene dadas.
    Entre los acordes de la música y el repique de las campanas dirigiose S. E. I. al templo parroquial, en donde, después de dar gracias, detúvose un breve rato para que los fieles besasen su anillo pastoral.
    Después de haber recorrido la población y parte de las afueras, enterándose minuciosamente de los daños causados por la inundación, y de las personas que con motivo de ella han quedado en la indigencia, dolorosamente impresionado por tantas desgracias, dirigió un telegrama al señor gobernador de la provincia, rogándole enviase dinero y algunas ropas con que atender al socorro de los más necesitados.
    Con este mismo objeto entregó de su bolsillo particular al alcalde y Párroco de la misma la cantidad de 1.000 rs. para enjugar las lágrimas de tantos desgraciados. ¡Dios le premie desde el cielo su ardiente e inagotable caridad!
    Después de haber permanecido cuatro horas entre nosotros, fue despedido entre los vivas y aclamaciones del pueblo entusiasmado y agradecido, dirigiéndose á la villa de Arboleas, á pesar de lo lluvioso del tiempo.
    Ruego á Vd., señor director, me dispense el favor de insertar en su ilustrado periódico estos desaliñados renglones, dándole por ello anticipadamente las gracias su mas atento y seguro servidor Q. B. S. M. —Ramón Gonzálvez Ibáñez.(3)”
    Desconocemos quién era el señor Ramón Gonzálvez Ibáñez, suponemos por el relato de los hechos que vivió las inundaciones, y por los apellidos que era de Zurgena. Hemos buscado referencias sobre él, y sólo hemos encontrado a un estudiante del Instituto de Almería en el curso 1861-62 que obtuvo el premio ordinario de “retórica y poética”(4). Nos atrevemos a decir que este alumno del instituto era nuestro paisano, ya que se observa en la descripción de la inundación su buen hacer con las palabras, la construcción de las frases llenas de adjetivos afianzando las reseñas, y el detalle pormenorizado de los acontecimientos. Recordemos que en estos años, la población de Zurgena era analfabeta en casi un 90%. 1860: 89,30%; 1877: 88,86%; 1887: 84,81%; 1900: 82,94%(5).
    
    Los pueblos que más sufrieron la tormenta en Almería fueron los de Zurgena, Pulpí, Cuevas y sus anejos, Vélez-Rubio, Garrucha, Vera y Huércal-Overa, pero el día 19 aún no se sabía exactamente cuantos pueblos estaban afectados debido a que continuaban incomunicados. En Cuevas murieron 21 personas y en Vera 3. Además de a nuestra comarca, la tormenta afecto también a Murcia, donde los cronistas señalaban que “… miles de personas están sin hogar, desnudas y sin pan para llevarse a la boca… el número de cadáveres enterrados hasta esta mañana eran de 126, y siguen conduciendo más varios carros y carretas...[17-X-1879]”; en Cartagena “Se creen que pasen de 300 los cadáveres que se recojan”; y en Alicante “El cuadro que presentaban la población y la vega era desolador; un mar cuyos horizontes se perdían á larga distancia cubría los campos y hacia desaparecer las innumerables cabañas que circundan la ribera”(6).
    El Ministerio de la Gobernación con Francisco Silvela al frente, edita una circular el 17 de octubre diciendo: “Las desventuras que hoy afligen á los infortunados pobladores de las vegas de Murcia, Lorca, Orihuela y Almería han herido el corazón de todos los españoles, provocando, con justificado motivo, uno de esos movimientos que conmueven un instante el país entero…” indicando a los ayuntamientos que “reuniendo inmediatamente en sesión extraordinaria a los Ayuntamientos, deliberen y acuerden lo que tengan por conveniente acerca del donativo que el estado de sus recursos y las inspiraciones de su patriotismo les aconsejen para socorrer las necesidades de los que han sufrido por las inundaciones de los días 14 y 15 del actual”(7). Al día siguiente se redacta un Real Decreto observando que “Se abre en Madrid, y en cada una de las capitales de provincia, y pueblos cabeza de partido judicial una suscripción para el alivio de los que han sufrido por causa de las inundaciones ocurridas en los días 14 y 15 de este mes”; aportando el rey, la princesa de Asturias, los ministros, y otras autoridades, la cantidad de 90.800 pesetas(8).
    Una vez pasados los días, comienzan a publicarse más datos de las inundaciones: “A medida que se van restableciendo las comunicaciones en la parte de Levante de la provincia de Almería, o sea en el valle de Almanzora y parte superior del Sangonera, son más tristes las noticias que llegan acerca de la espantosa inundación del día 14”. continuando con la devastadora cifra de víctimas: A pesar de no tener aún noticias exactas de los pueblos de Albox, Albanchez, Cantoria, Fines, Olula, Purchena, etc. se sabe que ya pasan de 100 las víctimas que hay que lamentar sólo en este último valle...”(9).
    En “La Crónica Meridional” del día 2 de noviembre, se hace eco del reparto de 10.000 duros, pero se queja de la falta de obras: “Lo que en Cuevas, Vera, Vélez Rubio, Zurgena, Pulpí y otros pueblos de esta provincia, que han padecido los desastrosos efectos de la inundación, hace falta es que se promuevan obras, pues la miseria es grande a causa de la paralización de las minas, que han dejado a 3.000 jornaleros sin pan; de los trabajos agrícolas y del tráfico que ha quedado paralizado totalmente por el mal estado de los caminos. Pocas o ningunas son las viudas o los huérfanos, pues las 40 o 50 personas que han perecido se componen de familias enteras en su mayor parte, y la Comisión ha atendido ya en los primeros momentos a estas necesidades”(10).
    El día 5 de noviembre la Comisión provincial de socorros, envían un telegrama al Gobernador, indicándole: “En Junta de anoche ultimados trabajos, pongo propios a Almanzora y Huelin para si están conformes conmigo, pidan a V.S. hoy mismo la cantidad de seis mil duros. Queda hecha distribución por unidades; sólo falta repartir dinero por el alcalde y comisión local a familias de las víctimas de la inundación. Salgo en este momento para Zurgena y Arboleas y doblando la sierra del Saliente iré a los Vélez donde pernoctaré mañana miércoles, Dios mediante. Allí espero instrucciones de V.S. y de la Junta. El Obispo”(11).
    El mismo día 5 de noviembre se recibe en Gobernación un telegrama del alcalde de Huércal-Overa con el texto: “El día 3, tarde, descargó fuerte tormenta, piedra, chispas eléctricas cayendo una en el Casino, sin desgracias. Nuevos desbordamientos ríos y ramblas. Crece la alarma y miseria. Sin agua potable. Mando recursos”(11). No sabemos si en Zurgena también hubo tormenta, pero suponemos que si, y que sería de la misma intensidad. Es decir, llovió sobre mojado…
    La Crónica Meridional” del 15 de noviembre hace una crítica a la labor de la Junta de Madrid en estos términos: “Sr. Gobernador: Es urgente, urgentísimo remediar las desgracias de Cuevas, Vera, Vélez-Rubio, Zurgena, Pulpí, Tabernas y otros muchos pueblos que han padecido por efecto de la inundación. Hasta la fecha parece que ningún consuelo han recibido esos pueblos, y puesto que V. S. tiene á su disposición, 40.000 rs. que ha mandado el Gobierno del fondo de calamidades públicas, y 15.000 duros que ha remitido la Junta de Madrid, y otros 2.000 duros que arroja la suscripción, bueno es que estos fondos, sino están invertidos, se inviertan entre todos los pueblos inundados, no en una sola obra, ni en hacer un acueducto, ni un canal de riego en una localidad dada, sino en enjugar las lágrimas de los desgraciados, en aliviar la miseria que sufren los referidos pueblos, proporcionando trabajo; sin olvidar que aquí han acudido ya infinidad de braceros que van por nuestras calles implorando la caridad pública”(12); preguntándose ¿de qué sirve la Junta de Socorro provincial si todo lo tiene que decidir la Junta de Madrid? La afirmación de “La Crónica” es respondida por el “Minero de Almagrera” diciendo que “hasta el momento en que escribimos, nada se ha recibido, nada se ha repartido de la procedencia indicada, y que para socorrer las primeras necesidades de los pobres y desamparados, del infeliz huérfano y de la viuda triste nada se ha hecho… y si otros desgraciados han encontrado alimento y ropas con que cubrir su desnudez, lo deben exclusivamente a la caridad privada”(13).
    El mismo periódico cuevano nos informa de la entrega al alcalde de Zurgena por parte de la Junta provincial de socorro de 20.000 reales(14), y que de los donativos que ha recibido el Prelado de la Diócesis de Almería para repartir entre las víctimas de las inundaciones por importe de 67.020 reales, a Zurgena le han correspondido 1.500. Repartiéndose además en nuestro pueblo el bulto de ropa y el saco de maíz para sembrar enviado por el Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de Málaga; y el cajón de ropa entregado por el Diario de Almería(13). Los donativos continuarían, así entre el 20 de noviembre y el 23 de diciembre se ingresan en la Secretaría de Cámara del Obispado la cantidad de 74.118,89 ptas. de las que corresponderán a Zurgena 11.000 ptas.(15); también llegan a Zurgena 5 fardos de ropa enviados por la Junta Popular de Madrid(16). Con lo recaudado a favor de los inundados de Murcia, Alicante y Almería por D. Carlos Huelin, diputado a Cortes por el distrito de Vera, de un total de 51.108 ptas. corresponderían a nuestro pueblo la cantidad de 15.000 ptas.(17); para terminar con las 12,250 ptas. entregadas para la reparación de obras en Cuevas, Pulpí, Antas y Zurgena(18).
    En resumen, y como indicaba “La Crónica Meridional” copiando lo escrito en “El Horizonte” de Huércal-Overa”: “Mientras hay pueblos socorridos con liberalidad pasmosa por la Junta nacional de socorros, está Zurgena, que fue uno de los pueblos que más han sufrido en su clase, pues las agua entraron hasta en la secretaría del ayuntamiento, y hasta la fecha ni un céntimo debe a la Junta de socorros"(19).
    Las “supuestas” ayudas continuaron llegando con cuentagotas, así en marzo de 1881 se entrega en el pósito la cantidad de 6.500 ptas. provenientes de la Junta de Sres. Senadores y Diputados para socorro de las provincias inundadas; el perceptor fue el alcalde D. Domingo Herrero y el testigo de conocimiento D. José García Benito(20). El 1 de abril de 1881 se acuerda entregar a Zurgena la cantidad de 3.425 ptas. para la reconstrucción de un muro y un cauce(21).
    En noviembre de 1881 se declara en liquidación la Junta de Sres. Senadores y Diputados, instando a los ayuntamientos a dar las cuentas que faltan por rendir. Al de Zurgena se le reclaman rendir de las obras de urgente reparación, la de ampliación de obras en Zurgena, la del auxilio concedido para compra de semillas, y para terminar, con la cuenta de reparación de la Iglesia(22).
    El “Minero de Almagrera” incluye un resumen de la memoria de la Junta de Senadores y Diputados, de las 6.173.302,86 ptas. recaudadas por esta Junta, a Zurgena se ha destinado: Obras de urgente necesidad: 4.925 ptas. y reparación de la Iglesia: 12.233 ptas.; por tanto, según las cuentas de la Junta a Zurgena le correspondieron 17.158 ptas. de los 6 millones. Aunque las cuentas no cuadran con las anotaciones anteriores, no nos extrañan las quejas del periódico “El Horizonte” de Huércal-Overa sobre el trato denigrante a nuestro pueblo(23).

1879. Vista de la ciudad de Cuevas y río Almanzora en la tarde del 14-X-1879
© Colección Enrique Fernández Bolea

4.- 8 / octubre / 1883. Magnitud II

    Nada más terminarse las obras, o por lo menos liquidarse las cuentas de las inundaciones de 1879, el 8 de octubre de 1883 de nuevo comienza a llover en nuestro pueblo. Tenemos el relato del médico de Lubrín, D. Cándido Urrea que nos describe como fue: “El día 8 del actual amaneció lloviendo con suavidad y á las siete y media comenzó a tronar estrepitosamente produciéndose al mismo tiempo descargas eléctricas aterradoras que infundieron un miedo horroroso á los habitantes de este pueblo, apoderándose de ellos el pánico y confusión consiguientes. A las ocho menos cuarto corría á torrentes el agua por las calles, desbordándose estas e inundándose todas las casas...”. En nuestro pueblo “El Minero de Almagrera” señala que “En Zurgena, !a rambla inundó la población, entrando las aguas en la mayoría de las casas, y en mayor cantidad en una posada, de la que pudieron salvarse sus moradores por el arrojo de los que acudieron á prestarles auxilio. En el campo una mujer fue instantáneamente muerta por una exhalación”(24).
    La prensa nacional se hace eco en los siguientes términos: “Son desconsoladoras las noticias que recibimos de los destrozos causados por las inundaciones en la provincia de Almería. En Lubrín, Albox, Zurgena, Cuevas y otros puntos los daños son de consideración y muchas las desgracias personales. Aquí aunque no ha llovido ni alcanzaron las tormentas, hemos sentido sus consecuencias con las avenidas del río Almanzora que ha causado daños a los ribereños”(25).

5.- 19, 21 y 22 / mayo / 1884 (riada de La Ascensión). Magnitud II

    La prensa local como “El Minero de Almagrera” se hacían eco de las nuevas lluvias torrenciales de mayo de 1884, desde Serón le escribían el día 23 describiendo lo sucedido: “Con profunda pena participo á V. la inmensa desgracia de que ha sido víctima este desventurado país, a causa de la tremenda inundación del río que ha destruido en casi su totalidad toda la hacienda que existía en sus márgenes, con las magnificas alamedas y empalizadas que las defendían, y las pingües cosechas que constituían la esperanza de tantos infelices como se han quedado en la miseria. Hace cuatro días que se inició la calamidad, con una lluvia torrencial que motivó una avenida del río, el cual se desbordó por los puntos en que eran más débiles las defensas, destruyendo estas y causando daños que aunque graves, no eran de mucha extensión; pero antes de ayer se reprodujeron las lluvias, y ayer con más intensidad formándose innumerables nubes que en medio de relámpagos y truenos espantosos vomitaban a mares el agua y el pedrisco, causando un desbordamiento general del río, que todo lo ha destruido, reduciendo á yermos arenales las hermosísimas vegas que producían el sostenimiento de estos habitantes”.
Con respecto a Zurgena, se afirmaba el día 26: “Esta población está consternada. El rio nos ha quitado las feraces tierras de la ribera, se ha llevado las mieses dispuestas en los bancales para llevar á las eras, y los sembrados se han cubierto de fango, inutilizando la cosecha. Todo lo que de aquí se diga es poco en comparación a a nuestra desdicha”(26).
    Parece que el Gobernador Civil ayudo en algo a paliar las necesidades de los pueblos afectados, ya que -¡como era preceptivo!- en el Boletín Oficial reclamaba “á los Sres. Alcaldes de los pueblos de esta provincia que á continuación se expresan, cumplan con lo que repetidas veces se les tiene ordenado, remitiendo á este Gobierno los justificantes de las cantidades que á cada pueblo hayan correspondido, en el preciso término de ocho días, advirtiéndoles que estoy dispuesto para hacer que se cumplimente este servicio á usar las medidas de rigor que la ley me concede. Benizalón, Cantoria, Arboleas, Fondón, Urracal, Lúcar, Vélez-Blanco, Tíjola, Sorbas, Bacares, Gérgal, Serón, Chirivel, María, Cóbdar, Antas, Cuevas, Adra, Zurgena, Sierro, Purchena y Vera”(27). El Gobernador Civil, a pesar seguramente de enviar una miseria de ayuda, les amenazaba con la ley de no enviar las cantidades de donativos recibidas por cada pueblo.

6.- 31 / octubre / 1884. Magnitud II

    El 31 de octubre fue un día para olvidar en la costa mediterránea, el temporal de lluvia torrencial afectó a las provincias de Albacete, Valencia, Alicante, Murcia, Almería y Málaga. En Almería se desbordaron el Andarax y el Almanzora. El alcalde de Zurgena telegrafía desde Vera lo siguiente: “En 31 de Octubre comenzó a diluviar en esta villa, siendo imposible en cinco días vadear el rio Almanzora; desbordándose éste, arrastrando la mayor parte de la vega; los daños son incalculables, habiéndose hundido varias casas y amenazando ruina otros edificios. Palacés arrastrado por el rio, ahogándose el regidor del ayuntamiento, Francisco García Pardo”(28). A la muerte de nuestro regidor, hay que lamentar varios muertos más en la provincia: 4 en Nacimiento, 1 en Arboleas, otra persona en Cuevas, y en el río Antas, un marchante que iba a la feria de Albox(29).

7.- 6 y 10 / septiembre / 1888 (riada de la Feria - Murcia-). Magnitud III

    El día 9 venía reflejado en “La Correspondencia de España” el efecto de las lluvias torrenciales del pasado día 6 en los pueblos de Ohanes, Canjáyar, Padules, Terque, Bacares, Santa Fe, Vélez-Rubio, indicando que habían aparecido un individuo ahogado en Zurgena y otros en Huércal-Overa(30). Pero más explícito y alarmista es nuestro paisano “El Minero de Almagrera”, que nos dice: “La provincia de Almería que atravesaba una larga época de angustias y de miseria, acaba de recibir un golpe mortal, que la hundirá para siempre en la más profunda miseria, si no acuden presurosos en su socorro. Atravesaba una desesperada crisis industrial, como nunca conocida. Sus hijos, faltos de trabajo, emigraban sin cesar á las costas de África… La inundación del día 6, ha acabado de matar á toda esta provincia… Oscuro es en verdad el provenir que le espera, si no se acude con premura en su socorro”(31).
    Pero no acaba aquí la desolación, ya que continúa explicando que “Desde las dos de la tarde hasta las seis del día 10, descargó sobre esta ciudad [Cuevas] y montes limítrofes una imponente tormenta… El número de víctimas recogidas procedentes del Almanzora, suman ya 17, según se nos ha dicho”. El periódico prosigue relatando los hechos de la comarca “Asombra calcular la cifra á que asciende el daño ocasionado en el floreciente y rico pago de Overa. Las aguas casi dominaron el puente del Empalme. De Zurgena y Arboleas se cuentan horrores, y se dice que la venta de D. Pantaleón ha quedado muy quebrantada”(31).
    La Crónica Meridional” del día 12 explica que en “Zurgena hubo una fuerte avenida en el río Almanzora que pasa por este pueblo inundando la vega y destruyendo totalmente la cosecha de maíz y parte de la propiedad; en el día siete dieron conocimiento al juzgado de que se encontraba el cadáver de una niña en el pago de Palacés de este término, se personó el juez en el sitio y se instruyeron las diligencias sumariales sin que hasta la fecha se halla podido identificar el cadáver. Las aguas alcanzaron una altura de ocho metros sobre el nivel ordinario. La confusión es horrorosa, el pánico terrible, habiendo quedado destruida toda la cosecha y arrastrados los terrenos ribereños”(32). “El País”, dos días después, señala que en Zurgena se ha encontrado el cadáver de una niña y el de un hombre al descender las aguas; en Arboleas se ha ahogado una mujer y dos niños; y en Huércal-Overa un hombre y una joven(33).
    Desde Huércal-Overa se informa que “El siniestro ocurrido el día 6 a las siete de la noche ha sido también espantoso, habiendo subido las aguas doce metros más que en las mayores avenidas desde hace más de ochenta años… Las aguas han pasado por encima de los estribos o muros que existen para colocar el puente, que son de una altura considerable”(34); el puente al que se refieren es el de Santa Bárbara en Overa.
    El 4 de octubre Zurgena recibió la visita del ministro de Fomento Sr. Canalejas, visitando además los pueblos de Huércal-Overa, Arboleas, Albox, Cantoria, Fines, Olula y Purchena, donde las autoridades expusieron al ministro las grandes calamidades que ha pasado Almería en las últimas inundaciones, pidiendo auxilio a los poderes públicos, para remediar en lo posible los grandes desastres(35).
La visita del ministro fue aprovechada por el alcalde de Vera para reclamar el proyecto “de derivar aguas torrenciales del Almanzora, para abonar y regar los términos de Huércal, Cuevas, Vera, Garrucha, Antas, Mojácar, Turre y Bédar… única esperanza de esta región”(36), el proyecto se llamaría “Canal de Zurgena”(37).
    Desconocemos si llegó el esperado auxilio del ministro, sólo conocemos lo aportado por el Sr. Obispo en mayo de 1889 mediante suscripción, de un total de 77.407 rs., a Zurgena le correspondió la cantidad de 1.500 reales(38).

1891. Albox. Inundaciones. 
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8.- 11 / septiembre / 1891 (riada de San Jacinto). Magnitud II

    En la noche del 11 de septiembre de 1891, de ocho a diez, una tempestad descargó en los pueblos de Cuevas, Albox, Zurgena y otros, causando la inundación grandes destrozos. Desde el periódico “El Liberal” nos comentan que no se conocen más detalles, ya que las comunicaciones funcionan con dificultad, y la carretera de Almería a Murcia, ha sido destruida en varios puntos, siendo preciso conducir el correo a caballo(39). El alcalde de Cuevas informa de los inmensos perjuicios sufridos en los pueblos de Albox, Tíjola, Cuevas, Uleila del Campo, Vera, Cantoria, Arboleas, Líjar y Zurgena. Abrigando el justificado temor de que en ellos hayan ocurrido desgracias personales(40).
    El Gobernador Civil, presidente de la Junta Provincial de Socorros, hace mención de los donativos enviados por el Gobierno a dicha Junta, y el reparto efectuado. A Zurgena le correspondió la cantidad de 1.500 ptas. entregadas para socorro del pueblo(41).

9.- 1 / junio / 1899. Magnitud III

    El Ferro-carril” del día de 3 junio de 1899 nos traía la noticia que la “lluvia de anteayer, beneficiosísima en muchas localidades de esta provincia, ha sido para otras un positivo desastre, del que tardarán largo tiempo en reponerse”, habla del desbordamiento del río Aguas en Sorbas, del Almanzora en Cuevas y de Almería capital, comparable a la del 11 de septiembre de 1891(42); “los daños y desastres han sido en comarcas enteras, donde no solo las cosechas han sido destruidas por el aluvión y arrastradas al mar, sino que pagos enteros que mostraban la lozanía de la primavera, con sus parrales prometiendo grandes rendimientos al cosechero y entretejiendo con sus verdes pámpanos toldos de esmeraldas, sus frutales cargados de los dulces albaricoques, la almendra en su estuche aterciopelado, han sido arrasados y destruidos por completo, arrancando árboles seculares, llevándose terrenos y sembrando la miseria; y la ruina donde antes fructificara halagadora esperanza de desahogo y bienestar. ¡Pobres agricultores! ¡Cuánto desastre y miseria, después de tan penosa labor, de la dura faena invertida en la madre tierra!”, relataba “La Crónica Meridional” del día 6 con un titular en letras mayúsculas preguntándose ¿Qué hace el Gobierno? ¡Vengan recursos!. ¡El Gobernador debe visitar los pueblos inundados!. Continuando con la apelación a los diputados a los que el pueblo dio sus votos y levantar en las tribunas del Congreso su voz reclamando recursos con que auxiliar tanta desgracia(43). Al día siguiente, el mismo periódico informa que una comisión de diputados por la provincia de Almería, visitó al Sr. Ministro de la Gobernación Sr. Dato, el cual manifestó que había concedido 20.000 ptas. para Cuevas y Sorbas. A lo que el redactor con sorna, señala “¡Buen puñado son tres moscas!”… “Sin duda el Sr. Dato, ministro de la Gobernación no ha leído los telegramas que ha recibido de los pueblos que esperan recursos, ni los que el Sr. Gobernador civil le ha dirigido citando, como le había citado indudablemente, los pueblos de Cuevas, Sorbas, Albanchez, Cantoria, Uleila, Cóbdar, Benitagla, Turre, Zurgena y algunos otros. Y es que el Ministro de la Gobernación, Sr. Dato, no cree que debe distraer su atención de las cuestiones políticas en estos momentos y los telegramas quizás permanezcan cerrados entre los papeles de su despacho, mientras los pueblos sufren una gran angustia y esperan los recursos que debe prestarles el Gobierno en tan aflictivas circunstancias”(44).

10.- 26 y 27 / junio / 1900 (riada de San Indalecio). Magnitud II

    Un año después, de nuevo Almería sufre las inclemencias de una nueva tormenta, “La Crónica Meridional” le hace mención, anunciando que “Desde la mañana de anteayer comenzó á sentirse en esta capital una fuerte tormenta, cayendo una lluvia, que se corrió por la tarde hacia los pueblos de levante… En otros pueblos como Fiñana, Abla, Abrucena, Sorbas, Tíjola y Tabernas, también se ha sentido la tormenta, llevándose las aguas árboles, sembrados y viñedos”(45).
    Por la incomunicación del telégrafo aún no habían llegado las noticias de los pueblos del Almanzora. El día 28, desde Cuevas indican que continúan las lluvias torrenciales y sigue creciendo la avenida del Almanzora; de igual manera telegrafían desde Huércal-Overa, Albox y Zurgena, donde señalan que “Por noticias recibidas en esta capital, se sabe que la tormenta descargada el día 26 alcanzó también en gran parte al pueblo de Zurgena, donde ha causado enormes destrozos, siendo muchos los labradores altamente perjudicados”(46).
    El Gobernador civil, Sr. Angresola, diputados provinciales y otras autoridades locales celebraron el día 30 de junio una sesión extraordinaria en el ayuntamiento de Albox, acordándose la constitución de una Junta de socorros y el saneamiento de la población. Posteriormente el gobernador y sus acompañantes salieron para Arboleas y Zurgena, pudiendo apreciar los daños de las vegas; saliendo desde nuestro pueblo hacia Almería. Señala el mismo diario “El Heraldo de Madrid” que Albox está sin víveres ni medicinas, añadiéndose dos grandes y horrorosos problemas, uno el hambre por la falta de artículos de primera necesidad, y otro, el paludismo, que habrá de darse a causa del estancamiento de fango en las calles(47).
    Los senadores y diputados provinciales pidieron al Consejo de Ministros los socorros necesarios y la realización de las obras: Construcción del puente del Almanzora, construcción de varias carreteras, la repoblación de las cuencas de Almanzora y Andarax, defensas de los ríos y derivación del canal del Almanzora entre Zurgena y Huércal-Overa(48).

1899. Las inundaciones en esta provincia
© La Crónica Meridional 6-6-1899

11. Conclusión

    La conclusión final de este estudio de las inundaciones de los últimos 25 años del siglo XIX, son claras y evidentes, vivimos en la zona este de la provincia de Almería, donde se produce una interacción entre el mar mediterráneo y las zonas montañosas (sierras de los Filabres, Almagro, Almagrera, etc.) propensas a efectos climatológicos adversos procedentes del Mediterráneo, lo que no ocurre con las borrascas que llegan por el oeste, al actuar Sierra Nevada como barrera natural.
    En el estudio se observa que durante estos 25 años en Zurgena se han producido 9 inundaciones destacables (es decir, que superan el nivel de magnitud I).
    Según lo reseñado en la tesis de Carlos Sánchez García(49), las riadas se clasifican según su orden de magnitud, a partir de una tabla de indicadores de daños. Así distinguiríamos:
    * Magnitud I: caudal de 138 m3/s-1
    * Magnitud II: caudal de 1,300 m3/s-1
    * Magnitud III: caudal de 3.600 m3/s-1
    * Magnitud IV: caudal de 5.600 m3/s-1
    Durante estos años tendríamos las siguientes riadas por magnitudes:
    * 1 Ud. Magnitud IV: Octubre 1879.
    * 2 Uds. Magnitud III: Septiembre 1888 y junio 1899.
    * 6 Uds. Magnitud II: Junio 1877, octubre 1883, mayo 1884, octubre 1884,                    septiembre 1891 y junio 1900.
    En el río Almanzora los datos son medidos en la estación de aforo de Santa Bárbara (Overa), pero en esta sólo se han contabilizado caudales a partir de 1962, por tanto, fuera de nuestro estudio. Sin embargo, Sánchez García hace una estimación acertada de los periodos de retorno de las inundaciones históricas de la cuenca del río Almanzora, dando como resultado:
    * Magnitud I: 1 riada cada año.
    * Magnitud II: 1 riada cada 5 años.
    * Magnitud III: 1 riada cada 20 años.
    * Magnitud IV: 1 riada cada 100 años(49).
    Para nuestro estudio hemos encontrado que las de magnitud III, entre las dos se dio un intervalo de 11 años; y las de magnitud II a los 6, 1, 0, 7 y 9 años, dando una media aproximada de 4 años. No entra en nuestro estudio la comparación con otras riadas famosas, pero por hacer un intervalo con las de magnitud IV, diremos que entre la de 1879 y la de 1973 pasaron 94. Por tanto, el estudio de Carlos Sánchez referente a los periodos de retorno es bastante acertado.
    Con respecto a la época del año, encontramos que las de magnitud más elevada se han dado:
    * Magnitud IV: 1 en Octubre.
    * Magnitud III: 1 en Junio y septiembre.
    * Magnitud II: 2 en junio y octubre; y 1 en Mayo y septiembre.
    Lo que indica que en nuestro pueblo es más probable que se produzcan inundaciones con su consiguiente riada, por este orden, en Octubre, junio, septiembre y mayo.

    Ante estos datos, que cada cual saque las conclusiones oportunas en lo referente a la intervención del hombre en los efectos atmosféricos y el cambio climático… y sobre todo en la respuesta de los políticos ante estas devastaciones.

BIBLIOGRAFÍA

(1) BOPA. Boletín Oficial de la Provincia de Almería. Administración económica. Núm. 140. Almería, sábado, 17-XI-1877. Pág. 2. / La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Gacetillas. Año XVIII. Núm. 5341. Almería, martes, 20-XI-1877. Pág. 2.
(2) BOPA. Boletín Oficial de la Provincia de Almería. Diputación Provincial. Extracto de la sesión de 1º de enero de 1878. Núm. 29. Almería, domingo, 4-VIII-1878. Pág. 2.
(3) El Siglo Futuro. Diario católico. De calamidades. Año IV. Núm. 1217. Madrid. Viernes, 21 de noviembre de 1879. Pág. 3.
(4) Memoria del Estado de la Enseñanza de la Universidad Literaria de Granada y establecimientos de Instrucción pública del Distrito en el año académico de 1861 a 1862 y anuario para el de 1862 á 1863. Imprenta de Don Juan María Puchol. Granada. 1863.
(5) El analfabetismo en la provincia de Almería (1860 a 1900). Pilar Ballarín Domingo. Boletín del Instituto de Estudios Almerienses. Letras 8. 1988. Pág. 20.
(6) La Correspondencia de España. Diario universal de noticias. Año XXX. Núm. 7970. Madrid, domingo, 19-X-1879. Pág.1. / El Globo. Diario ilustrado, político, científico y literario. Inundaciones. Año V. Núm. 1465. Madrid, lunes, 20-X- 1879. Pág. 1. / Gaceta Universal. Las inundaciones. Año II. Núm. 468. Madrid, lunes, 20-X-1879. Pág. 2. / La Política. Año XVII. Núm. 241. Madrid, lunes 20-X-1879 Pág. 3.
(7) Gaceta de Madrid. Ministerio de la Gobernación. Circulares. Año CCXVIII, núm. 291. Madrid, sábado 18-X-1879. Tomo IV. Pág. 169. / La Discusión. Diario Democrático. Las inundaciones. Año XXIV. Núm. 109. Madrid, martes, 21-X-1879. Pág. 2.
(8) Gaceta de Madrid. Presidencia del Consejo de Ministros. Real Decreto. Año CCXVIII, núm. 292. Madrid, domingo, 19-X-1879. Tomo IV. Pág. 181.
(9) La Mañana. Diario político. Inundaciones. Año IV. Núm. 1136. León, jueves, 23-X-1879. Pág. 2.
(10) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XX. Núm. 5912. Almería, domingo, 2-XI-1879. Pág. 2.
(11) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XX. Núm. 5915. Almería, jueves, 6-XI-1879. Pág. 2.
(12) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XX. Núm. 5823. Almería, sábado, 15-XI-1879. Pág. 3.
(13) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VI. Núm. 279. Cuevas del Almanzora, martes, 25-XI-1879. Págs. 1 y 3.
(14) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VI. Núm. 276. Cuevas del Almanzora, sábado, 8-XI-1879. Pág. 3.
(15) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VII. Núm. 284. Cuevas del Almanzora, jueves, 1-I-1880. Pág. 4.
(16) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VII. Núm. 286. Cuevas del Almanzora, viernes, 16-I-1880. Pág. 4.
(17) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VII. Núm. 287. Cuevas del Almanzora, sábado, 24-I-1880. Pág. 3.
(18) Gaceta de Madrid. Presidencia del Consejo de Ministros. Real Decreto. Año CCXIX, núm. 87. Madrid, sábado, 27-III-1880. Tomo I. Pág. 807. / El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año VII. Núm. 296. Cuevas del Almanzora, jueves, 1-IV-1880. Pág. 3.
(19) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXI. Núm. 6216. Almería, viernes, 5-XI-1880. Pág. 2.
(20) BOPA. Boletín Oficial de la Provincia de Almería. Inundaciones. Núm. 54. Almería, domingo, 6-III- 1881. Pág. 4.
(21) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXIII. Núm. 6805. Almería, miércoles, 8-XI-1882. Pág. 2.
(22) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXII. Núm. 6528. Almería, viernes, 25-XI-1881. Pág. 2.
(23) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año X. Núm. 467. Cuevas del Almanzora, miércoles, 17-X-1883. Pág. 1 y 2.
(24) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año X. Núm. 467. Cuevas del Almanzora, miércoles, 17-X-1883. Pág. 3 y 4.
(25) El Defensor de Granada. Diario político independiente. Año IV. Núm. 1101. Granada, miércoles, 17-X-1883. Pág. 3.
(26) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año XII. Núm. 315. Cuevas del Almanzora, domingo, 3-V-1884. Pág. 3.
(27) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXV. Núm. 7388. Almería, miércoles, 29-X-1884. Pág. 3.
(28) La República. Diario Federal. Año I. Núm. 241. Madrid, viernes, 7-XI-1884. Pág. 3. / El Noticiero. Diario político. Año II. Núm. 346. Madrid, viernes, 7-XI-1884. Pág. 2. / La Fe. Periódico monárquico. Año IX. Núm. 2348. Madrid, viernes, 7-XI-1884. Pág. 2.
(29) El Ferro-Carril. Todo por Almería y para Almería. Año VI. Núm. 349. Almería, jueves, 13-XI-1884. Pág. 3.
(30) La Correspondencia de España. Diario universal de noticias. Año XXXIX. Núm. 11122. Madrid, lunes, 10-IX-1888. Pág. 3.
(31) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Extraordinario. Cuevas del Almanzora, martes, 11-IX-1888. Págs. 1 y 2.
(32) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXIX, núm. 8497 Almería, martes, 12-IX-1888. Pág. 2.
(33) El País. Diario republicano-progresista. Madrid, Año II. Núm. 448. viernes, 14-IX-1888. Pág. 2.
(34) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXIX, núm. 8496 Almería, martes, 11-IX-1888. Pág. 2.
(35) El Noticiero. Diario político. Año VI, núm. 1360. Madrid, viernes, 5-X-1888. Pág. 1.
(36) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXIX, núm. 8522 Almería, viernes, 12-X-1888. Pág. 1.
(37) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año XV. Núm. 707. Cuevas del Almanzora, viernes, 26-X-1888. Pág. 2.
(38) El Minero de Almagrera. Revista General de Minería. Año XVI. Núm. 733. Cuevas del Almanzora, martes, 28-V-1889. Pág. 4.
(39) El Liberal. Inundaciones. Año XIII. Núm. 4470. Martes, 15-IX-1891. Pág. 1.
(40) La Justicia. Diario republicano de la noche. Año IV. Núm. 1348. Madrid, martes, 15-IX-1891. Pág. 2.
(41) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Año XXXII, núm. 9427 Almería, sábado, 10-X-1891. Pág. 2.
(42) El Ferro-Carril. La Inundación. Año XXI. Núm. 1560. Almería, sábado, 3-VI-1899. Pág. 1.
(43) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Las inundaciones en esta provincia. Año XL. núm. 11.980. Almería, martes, 6-VI-1899. Pág. 1.
(44) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Las inundaciones en esta provincia. Año XL. núm. 11.981. Almería, miércoles, 7-VI-1899. Pág. 1.
(45) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. La inundación de anteanoche. Año XLI. núm. 12364. Almería, jueves, 28-VI-1900. Pág. 2.
(46) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. La inundación del día 26. Año XLI. Núm. 12.366. Almería, sábado, 30-VI-1900. Págs. 1 y 2.
(47) El Heraldo de Madrid. Desde Albox. Año XI. Núm. 3.519. Madrid, domingo, 1-VII-1900. Pág. 1.
(48) La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de interés general. Al césar lo que es del césar. Año XLI. Núm. 12.368. Almería, lunes, 2-VII-1900. Pág. 1.
(49) Inundaciones históricas en la provincia de Almería. Reconstrucción y caracterización pluridisciplinar de eventos hidrológicos extremos en las cuencas de los ríos Almanzora, Antas, Aguas y Andarax. Carlos Sánchez García. Facultat de Geografia i Historia, Departamento de Geografia. Universitat de Barcelona. Barcelona, 2019. Pág. XV.
(50) Ibídem. Inundaciones históricas en la provincia de Almería... Pág. 120.

                                (C) ANDRÉS SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ 2024

lunes, 25 de octubre de 2021

JOSÉ MARTÍNEZ CASADO: EL SERVICIO MILITAR DE UN PALACERO DURANTE EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (Parte I: ESPAÑA)


FERROCARRILES EN EL SIGLO XIX
(c) https://es.wikipedia.org/wiki/Ferrocarril_en_España; Datos: Autor

    José Martínez Casado había nacido en Palacés el 1 de agosto de 1854, era el mayor de los dos hijos del matrimonio formado por Francisco Martínez Navarro (Palacés, 1825 – Palacés, 1885) y de Catalina Casado López (Mojácar, 1830 – Palacés, 1878).

José como describe su historial militar, tenía el pelo, las cejas y los ojos castaños, la nariz y la boca regular, el color sano y la frente regular; y media un metro quinientos sesenta milímetros.

    Un mes antes de nacer, el 28 de junio, en España se había puesto fin a la “década moderada” (1844-1854) con la sublevación de las tropas al mando del general Leopoldo O´Donnell en la llamada “Revolución de 1854”. Este pronunciamiento militar, respondido por el gobierno con el envío de tropas, tenía como objetivo obligar a la reina Isabel II a sustituir el gobierno del Conde de San Luis. Su resultado fue incierto, pero sí produjo finalmente que la reina nombrara para formar gobierno al general Baldomero Espartero, dando paso al llamado “bienio progresista” (1854-1856) (1).

    Los primeros años de José transcurrieron en los Cortijos Altos, en la actual cochera de Frasquita Sánchez, más tarde llamada de la tía Frasquita (su hija). Según el Nomenclátor de 1858, Palacés tenía 72 casas y 315 habitantes (2)(Imagen 2). Imaginamos a José gateando y dando sus primeros pasos en el suelo de tierra y el empedrado central de la casa por donde la burra y las mulas se dirigían a la cuadra.

POBLACIÓN DE PALACÉS AÑO 1858
(c) Nomenclátor de los pueblos de España 1858

    Mientras, en España la agitación social creciente provocó la ruptura entre Espartero y O'Donnell. Nombrado el líder de la Unión Liberal presidente del gobierno en julio de 1856, se inició un proceso de revisión de la labor del bienio que finalmente trajo la vuelta de Narváez y los moderados al poder en octubre de 1856. Se volvía así al régimen moderado de la Constitución de 1845 (3).

Tras un período de dos años con Narváez y los moderados (Bienio Moderado:1856-1858), O’Donnell y la Unión Liberal volvieron al poder en 1858. Esta época estuvo marcada por la euforia económica ("boom" de los ferrocarriles) y por el intervencionismo exterior (4).

    José había crecido y ya correteaba por la esquina de la casa que daba vista a la cuesta abajo de los Cortijos Altos y corría detrás de sus vecinos por la era del Chaleco.

    La vuelta de Narváez al poder en 1863 marca el inicio del período terminal del partido moderado. La inestabilidad política y la deriva autoritaria de los gobiernos caracterizaron una etapa en la que la bonanza económica llegó a su fin tras la crisis económica de 1864. Los intentos de insurrección como el motín de San Gil en Madrid en 1866 fueron duramente reprimidos. El creciente autoritarismo del anciano Narváez llevó a la formación del Pacto de Ostende: unionistas, progresistas y republicanos se aliaron para derribar a Isabel II y el régimen moderado (5 y 6).

    Alejado de los cambios políticos, José Martínez ya contaba con 12 años y ayudaba a sus padres en las tareas típicas de la casa destinadas a los hombres: agricultura y ganadería. Pastaba el ganado y colaboraba en el ordeño de las cabras, segaba junto a sus padres y familia la cebada y el trigo, trillaba en la era de Los Piteles, y recogía las hortalizas de la pequeña huerta en el pago de Tahúllas.

    La “Revolución gloriosa” iniciada por el levantamiento militar del almirante unionista Topete en Cádiz, estalló en septiembre de 1868, triunfando fácilmente gracias a que al pronunciamiento se le unieron rápidamente sublevaciones populares en diversas zonas del país. Isabel II huyó a Francia.

Inmediatamente se estableció un gobierno provisional presidido por Serrano, con el general Prim de ministerio de Guerra. Unionistas, progresistas y demócratas conformaban el gabinete. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Los progresistas vencieron en unos comicios bastante limpios para lo normal en la época y marcaron con su ideología la nueva constitución que se aprobó en 1869 (6).

    Cuando se aprobó la Constitución democrática de 1869, nuestro futuro soldado ya contaba 15 años, sus padres le daban más responsabilidad en las tareas cotidianas, le dejaban las parejas de mulos para labrar, le enviaban a limpiar la acequia de Tahúllas y la cimbra del pago de Palacés. Pero no todo iba a ser trabajar de sol a sol, José comenzaba a mirar a las guapas niñas de Palacés y tras el trabajo se distraía en los bailes que organizaban en los cortijos, a veces incluso a escondidas entraba en las taberna del Maestro en la curva del camino hacia la Ermita y la de la Tía Mariana al final del Camino Real dirección Zurgena, y otras fiestas típicas como vestirse de oso o pelotero para abrazar a las mozas de los alrededores, o traer en el Domingo de Ramos el ramo de álamo o naranjo más hermoso a la niña de sus sueños.

    La Constitución de 1869 trajo a España la aprobación de avances tan importantes como: Sufragio universal directo para los varones mayores de veinticinco años; monarquía democrática, con una serie limitación de los poderes del rey; poder ejecutivo en manos del Consejo de Ministros; poder legislativo en unas Cortes bicamerales, donde ambas cámaras, Congreso y Senado, son elegidas por el cuerpo electoral; poder judicial reservado a los Tribunales; amplia declaración de derechos, reconociéndose por primera vez los derechos de reunión y asociación y libertad de cultos religiosos.

Tras aprobarse la constitución en la que se establecía la monarquía como forma de gobierno, el general Serrano fue nombrado Regente y Prim pasó a presidir un nuevo gobierno. Desechada la opción de los Borbones, se inició la búsqueda de un candidato adecuado a la Corona entre las familias reales europeas. Finalmente las Cortes eligieron como nuevo rey a Amadeo de Saboya, hijo del Víctor Manuel II, rey de la recién unificada Italia, y perteneciente a una dinastía con fama de liberal.

El mismo día de la llegada de Amadeo I a España es asesinado el general Prim, principal apoyo del rey. Amadeo se encontró inmediatamente con un amplio frente de rechazo. Aquí estaban grupos variopintos y enfrentados: los Carlistas, todavía activos en el País Vasco y Navarra; los "Alfonsinos", partidarios de la vuelta de los Borbones en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II; y, finalmente, los republicanos, grupo procedente del Partido Demócrata que reclamaba reformas más radicales en lo político, económico y social y se destacaba por un fuerte anticlericalismo. Impotente ante esta situación, Amadeo abdicó a principios de 1873, regresando a Italia. Ante la imposibilidad de encontrar otro aspirante al trono, las Cortes Generales proclamaron la 1ª República el 11 de febrero de 1873 (7).

    José ya contaba 18 años cuando se instauró la Primera República, en Palacés, su proclamación no cambió nada especialmente, las tareas continuaban siendo penosas y de producción escasa. Las labores agrícolas eran rutinarias, labrar la tierra y sembrar, recoger las cosechas y volver a preparar para la próxima temporada.

La debilidad del régimen republicano provocó una enorme inestabilidad política. Cuatro presidentes de la República se sucedieron en el breve lapso de un año: Figueras, Pi y Margall, el almeriense Nicolás Salmerón y Castelar. Los gobiernos republicanos emprendieron una serie de reformas bastante radicales: Supresión del impuesto de consumos, eliminación de las quintas, reducción de la edad de voto a los 21 años, separación de la Iglesia y el Estado, reglamentación del trabajo infantil, y abolición de la esclavitud en las colonias.

Hay que sumar al contexto adverso de la implantación de estas reformas, los desafíos bélicos que los gobiernos republicanos tuvieron que soportar: Nueva guerra carlista, sublevaciones cantonales, la guerra de Cuba y las conspiraciones Alfonsinas.

El 4 de enero de 1874, el general Pavía encabezó un golpe militar. Las Cortes republicanas fueron disueltas y se estableció un gobierno presidido por el general Serrano que suspendió la Constitución y los derechos y libertades.

El 29 de diciembre de 1874 Alfonso XII fue proclamado rey de España mediante un golpe de Estado dirigido por el general Arsenio Martínez Campos, dado en Sagunto (Valencia). El gobierno de la república fue incapaz de oponerse. Antonio Cánovas del Castillo ideó el sistema político de la Restauración basado en la alternancia de dos partidos: moderado y progresista, que evitase los enfrentamientos de la época pasada y terminase con la intervención del ejército en política mediante golpes de Estado(8).

    Los Ejércitos se cubrían mediante voluntarios o por medio de quintas, un sistema por el que anualmente eran sorteados los varones en edad militar. El servicio militar tenía una duración de tres años, y una vez cumplidos los mozos pasaban a una nueva situación militar que venía a durar alrededor de ocho años: la reserva activa. Hasta 1885 se llamaba a filas a los varones de 20 años, pero si el servicio militar era obligatorio para todos los españoles, eso no significaba que todos los quintos sorteados en el año tuvieran que cumplir con esa obligación, ya que existían tres formas posibles de eludir las obligaciones militares: los excedentes de cupo, la sustitución y la redención en metálico (9).

    José no tuvo la suerte de ser excedente de cupo, ni pudo conseguir que alguien, no necesariamente familiar, le sustituyera, ni por supuesto, su familia tenía las 2000 pesetas para redimirlo en metálico, recibiendo el llamamiento a quintas con los nervios de todo muchacho campesino ajeno al ambiente militar. En el sorteo de quintos celebrado en el Ayuntamiento de Zurgena en 1875, le correspondió el número 11. Desde entonces José y su familia se fueron preparando para la partida del mozo al servicio militar, terminando con la preparación de los bancales para la siembra del año 1876.

José salió andando de Palacés hacía el cruce de Overa acompañado de su padre, dejando a su madre y hermano llorando a la puerta de su casa en los Cortijos Altos, para tomar la galera o diligencia dirección a Almería. Tras casi dos días de viaje, llegó a la caja de reclutas de Almería el miércoles 1 de diciembre de 1875. El mismo día de su llegada, “sufrió este individuo el sorteo para Cuba y no habiéndole correspondido el destino á dicha Isla fue baja…” permaneció en Almería hasta el día 12 de diciembre en el que “socorrido de haber y pan” pasa al Depósito de Madrid.

José partió de Almería en tren el día 12 y el 14 se incorpora al depósito de Madrid, siendo baja en este depósito por paso a la 7ª compañía del Batallón de Reserva N.º 40, creado en Madrid ese mismo año, quedando en Leganés de instrucción y guarnición.

El 10 de febrero de 1.876 continuando en Leganés se le reclaman 37,25 pesetas por el importe de su primera puesta de vestuario.

    La tercera guerra carlista se desarrolló entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII. Tras el fin de la lucha en Cataluña, más de 120.000 soldados se prepararon para finalizar la guerra en el norte. El 5 de febrero se enfrentaron en Abadiano (Vizcaya) carlistas y liberales, donde los batallones carlistas fueron derrotados, huyendo los partidarios de D. Carlos a Zumárraga, para posteriormente ser empujados hacia los Pirineos (10).

    Encontrándose con el batallón en Leganés, reciben la orden de partir hacia las Vascongadas, José llegó con la 7ª compañía del Batallón Reserva N.º 40 a San Sebastián a finales de febrero, a la vez que habiendo caído la localidad de Estella, don Carlos huye hacia Francia. Una vez llegado el batallón a San Sebastián, los soldados salen de operaciones por las provincias vascongadas, en cuya situación continúan hasta el final de la guerra el 2 de marzo de 1876.

Una vez terminada la guerra, el batallón vuelve a Leganés, donde el ministerio decide cambiar su nombre, pasándose a llamar: “Batallón de Reserva Utrera N.º 80” (11). El 31 de marzo el batallón es destinado al Distrito de Granada, llegando a Málaga el 14 de abril, donde José y sus compañeros quedan de guarnición.

    Alfonso XII premia a los soldados que han participado en la guerra carlista primero en la Real Orden de 19 de marzo de 1976 con un año de rebaja en el servicio militar, medio en activo y medio en reserva para optar a su licencia absoluta (12), y en el Real Decreto de 3 de julio de 1876 con el título de benemérito de la patria a todos los que “hayan contribuido a vencer la última insurrección carlista, así como los que hayan defendido en acción de guerra el orden social y los que en la isla de Cuba y en las islas Filipinas combaten o hayan combatido contra los enemigos de la integridad nacional, merecen bien de la patria” (13)(Imagen 3). Por tanto, José es declarado benemérito de la patria por haber contribuido a la feliz terminación de la guerra civil y rebajado un año en el servicio militar.

BENEMÉRITO DE LA PATRIA
(c) Gaceta de Madrid, 5 julio 1876, n.º 187 pág. 33

    Pero todo no iban a ser buenas noticias para José, a finales de octubre de este mismo año causa baja en este batallón al “haberle caído la suerte de continuar sus servicios en el egercito espedicionario destinado á la Isla de Cuba” aún con las ventajas de la circular número 311 inserta en el memorial del arma número 19 de fecha 8 de julio. Continua el registro con el certificado y la autorización de los jefes de su anterior cuerpo, no expresado en este detalle.

    José permanece en Málaga medio año con su batallón hasta que es desplazado a Cádiz el 13 de octubre, incorporándose el 14 en la plaza de Cádiz, causando alta en la 1ª compañía del Ejército Expedicionario número 9 de la Isla de Cuba. En Cádiz permaneció hasta el día 18 del mismo mes, momento en el que el batallón Expedicionario embarca a bordo de la fragata de guerra “Villa de Madrid” (14)(Imagen 4) con destino a la isla de Cuba.

FRAGATA VILLA DE MADRID 1862
(c) Todoavante.es

BIBLIOGRAFÍA

(1) El fin de la década moderada: "La Revolución de 1854". 
https://es.wikipedia.org/wiki/Década_moderada
(2) Nomenclator de los pueblos de España. Imprenta Nacional. Madrid 1958. Página 72.
(3) El bienio progresista. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Bienio_Progresista
(4) Gobiernos de la Unión Liberal.
 https://es.wikipedia.org/wiki/Gobiernos_de_la_Unión_Liberal
(5) La crisis final del reinado de Isabel II.
https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_final_del_reinado_de_Isabel_II#La_vuelta_de_los_moderados_al_poder_(1863-1865)
(6) La revolución de 1868. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Revolución_de_1868
(7) El sexenio democrático. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Sexenio_Democrático
(8) La restauración borbónica en España.
https://es.wikipedia.org/wiki/Restauración_borbónica_en_España
(9) Quintas y servicio militar: Aspectos sociológicos y antropológicos de la conscripción. (Lleida 1878-1960). J. Fidel Molina Luque. Servie de Publicacions Universidad de Lleida. 1998. Página 44.
(10) La tercera guerra carlista. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Tercera_guerra_carlista
(11) Álava nº 22. 
http://www.oocities.org/Pentagon/8745/infanteria/alava22.htm
(12) Ministerio de la guerra. Real Decreto. Real Decreto de 19 de marzo de 1876; Gaceta de Madrid, N.º 80, 20 de marzo de 1876, Página 672.
(13) Ministerio de la Guerra. Ley. Real Decreto de 3 de julio de 1876; Gaceta de Madrid, Año CCXV, N.º 187, Tomo III, 5 de julio de 1876, Página 33.
(14) Fragata de 1ª clase Villa de Madrid. Villa de Madrid (1962). Foto: Colección de D. José Lledó Calabuig.
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